
Ajedrez desactivador: he llegado a él por pura casualidad y lo estoy viviendo como un descubrimiento personal. Cuántas personas ya habrán experimentado esta sensación tan agradable, yo simplemente voy a contar mi experiencia con niños. Llevo unos meses aplicando un método de enseñanza propio que utiliza el ajedrez como herramienta transversal. Aprenden a jugar al ajedrez, pero no es la finalidad esencial, es una forma de enseñar todo lo demás.
Como educadora, a veces pienso que recibo más de lo que aporto. Los niños de 4 y 5 años son tan transparentes que, cada día, simplemente observando, me enseñan cómo quieren aprender. Algo que me ha llamado la atención es ver cómo el ajedrez les relaja, desactiva su ritmo habitual que es tan frenético que a veces no saben parar. ¿Pero qué produce este efecto?
Hace un tiempo escuché esta palabra “atensividad = atención + sensación” y creo que ese es el punto fuerte del ajedrez. Cuando ponemos atención en una sensación todo toma otra dimensión. Nunca olvidaré cuando en uno de los paseos con mi perro, me encontré con un chico de mi edad que simplemente conocía de vista. Ese día me contó parte de la historia de su vida. Con 20 años tuvo un ictus que le dejó en coma tres meses. Y despertó, pero despertó sin saber hablar, sin saber andar y todo su mundo tuvo que empezar de nuevo. Al empezar de nuevo todo tiene un valor especial, en concreto las sensaciones. Él ha aprendido a poner atención en todas las sensaciones y cuando me las describía, me daba cuenta del valor de todas nuestras acciones cotidianas: la sensación del agua de la ducha cayendo sobre nuestro cuerpo, el olor de una tostada por la mañana y la descripción de la primera vez que pudo conducir de nuevo…
Creo que cuanto más sencillo es lo que queremos valorar con “atensividad”, más fácilmente podemos llegar a ese estado de relajación y bienestar. Eso es el ajedrez, una actividad sencilla con muchas posibilidades para poner atención en las sensaciones. El ruido de las piezas cuando chocan unas con otras, las piezas plomadas pegándose al tablero, el silencio mientras se piensa. En niños muy pequeños el contraste blanco negro es muy enriquecedor, les hace mantener la atención, y probablemente, aunque vayamos cumpliendo años, tenemos el recuerdo de las sensaciones que producen esos contrastes.
Observando a los niños, veo claramente que estamos capacitados para prestar atención a las sensaciones, pero poco a poco la vamos perdiendo. Algo fundamental, para poder volver a esa capacidad, es bajar la activación cotidiana. De nuevo, utilizando como herramienta el ajedrez y a través de cuentos, trabajo con los niños esta actitud en la vida que tanto les puede ayudar. Ayudar a centrar su atención, ayudar a no vivir de una forma estresante, ayudar a dormir.
Es un cuento para contar muy despacio, con voz suave, con poca luz y los efectos son impresionantes. Mi hija de cinco años todavía no conoce el final del cuento porque siempre se queda dormida… psssss… Espero que lo disfruten con “atensividad”…
Raquel Manzanero
preajedrezbuenosdias@gmail.com
raquelm71@gmail.com
El cuento del peón Sergio y la paciencia
En un planeta lejano y extraño, llamado tablero de ajedrez, vivían ocho peones juguetones que siempre, siempre, querían ir a jugar, nunca querían volver a casa. Les gustaba salir a hacer amigos, construir castillos de arena en el parque, bajarse una y otra vez por el tobogán y preparar meriendas en el campo. A veces tenían tantas ganas de salir, que se ponían muy, muy nerviosos si tenían que esperar. A veces hay que esperar a que deje de llover. Otras veces hay que esperar a que termine de dar vueltas la lavadora y otras veces sus padres les dicen que tienen que esperar su turno para hablar y poder escucharles bien. Esperar, esperar y esperar…vaya faena. Además, les dicen que tienen que tener paciencia, – ¿paciencia?, ¿pero qué es la paciencia?- El peón Sergio, siempre quería saberlo todo y por eso preguntaba continuamente – ¿qué es la paciencia? Nadie me lo ha enseñado, ¿cómo me pueden decir que tengo que tener paciencia si nadie me cuenta lo que es?
Sergio lo tenía claro, tenía que averiguarlo. En el colegio preguntó a sus amigos y ninguno lo sabía, así que decidió preguntarlo a su profesora, la sabia Torre.
La sabia Torre, con la voz más dulce del mundo le contó la historia del Camaleón:
– Sergio, te voy a contar una historia muy bonita, es “La historia del Camaleón entretenido”. Imagina que eres un camaleón, ellos siempre están quietos, quietos sobre una rama. Ahora tú eres un camaleón. Estás quieto y sintiendo cómo respiras, el aire hace cosquillas en tu nariz y notas cómo sale y entra poco a poco. Quieto para no caerte de la rama. No tienes prisa, tu vida consiste en respirar con tu nariz y mirar con tus ojos. Todo pasa delante de ti, tú no tienes que moverte. Te sientes bien en la rama, esa rama tiene una preciosa hoja verde y te fijas sin ninguna prisa en su forma. En cómo son sus bordes, en todos sus picos… en todos los tonos de verde, en unos lados verde claro y en otros verde oscuro. Nunca te habías fijado tan bien en una hoja y te das cuenta de lo bonita que es, tan bonita que te gustaría ponerte del mismo color de la hoja. Con los poderes del camaleón y cerrando los ojos, te concentras mucho, mucho, mucho en el color de la hoja y consigues ponerte del mismo color. Todo esto lo has conseguido estando quieto y concentrado en ese bonito color verde de la hoja.
En ese momento, delante del camaleón aparece lo que un camaleón siempre está esperando, una mosca. Así que alarga su larga lengua y ummmmmm, ¡qué rica mosca! El camaleón ha tenido mucha paciencia, el camaleón sabe esperar a que llegue la mosca. El camaleón siempre está entretenido mientras espera. Se entretiene mirando, prestando mucha atención a lo que mira, imaginando, concentrándose para cambiar de color y eso es la paciencia. El camaleón no está nervioso, no está aburrido, no está enfadado, está entretenido mientras espera. Así estás tú, y te sientes bien mientras esperas. Te ha gustado sentir las cosquillas del aire entrando y saliendo por tu nariz. Te ha gustado ver la preciosa hoja verde y fijarte en sus colores con mucha, mucha atención y te ha gustado ponerte de color verde. Te ha gustado tanto como comerte esa deliciosa mosca. Es genial estar entretenido mientras esperas. Eso es la paciencia.
Y así es como el peón Sergio entendió lo que era la paciencia. La paciencia es estar entretenido mientras esperas y eso le hacía sentir bien. Sabía que nunca más se iba a poner nervioso o enfadado por tener que esperar, porque podía imaginarse que era el camaleón entretenido y esperar en una rama observando el color de algo y concentrándose para cambiar de color.
Desde entonces, los peones, aunque tienen muchas ganas de salir a jugar, esperan con paciencia su turno. Tienen paciencia para moverse solo cuando les toca y además se mueven poco a poco, tranquilos. Se mueven una o dos casillas hacia delante cuando salen de casa y el resto del tiempo solo una casilla. Una en diagonal cuando capturan otra pieza y siempre con paciencia, como un camaleón entretenido.