En 2012, el Parlamento Europeo recomendó la inclusión del ajedrez en los programas escolares de los países miembros, reconociendo, como en su día ya hicieran la UNESCO o el propio Senado español, el valor pedagógico de este juego milenario. El ajedrez aspiraba así a convertirse en un juego vehicular perfecto para desarrollar competencias educativas, tanto básicas, como las matemáticas y la comprensión lectora, como transversales, tales como estrategia, lógica, disciplina, memoria, concentración, pensamiento discursivo, etc.
Aunque el eco de Bruselas tardó en llegar, en febrero de 2015 todos los grupos parlamentarios aprobaron por unanimidad en el Congreso de los Diputados español una PNL – proposición no de ley – para la inclusión del ajedrez en todos los espacios públicos y, de forma especial, en los centros escolares. El objetivo es que a medio plazo, el ajedrez se vaya integrando de forma transversal dentro de la LOMCE – Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa – o futuras leyes de ordenamiento educativo del Estado.